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Lo que se puede esperar de mí:
Sólo traduzco del inglés al español, que es mi lengua materna. Poseo conocimientos de inglés acumulados durante muchos años de estudio y trabajo que me permiten comprender el contenido del original, captar matices y seguir aprendiendo e investigando, pero el español es el idioma en que puedo expresarme con tono agradable y corrección gramatical, y en el registro adecuado.
Sólo acepto los encargos para los que estoy capacitado. Si me ofrecen un trabajo para el que no esté cualificado o cuya calidad no pueda garantizar, lo rechazaré y, de ser posible, me ofreceré a recomendar al cliente a algún compañero más adecuado, como Ramón López Gordillo (traductor jurado de alemán), María Teresa Galadí (traductora técnica de alemán), Ana Ibáñez (traductora jurada de francés) o Carmen Barcos Montes (traductora jurada de inglés).
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Asimismo, sólo acepto las traducciones que puedo completar con la calidad deseable en el plazo acordado.
Procuro utilizar terminología coherente y comúnmente aceptada, pero me adapto a los gustos y preferencias de mis clientes, cuando me los hacen saber.
Ofrezco gran disponibilidad para dar una respuesta diligente a las consultas de mis clientes.
Informaré inmediatamente de los problemas o situaciones no previstos que puedan poner en peligro el cumplimiento de mi compromiso en cuanto a plazos, precios o calidad.
Me comprometo a no divulgar a terceros la información que mis clientes me proporcionen para la realización de los encargos.
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Además, suscribo el código deontológico de la Asociación Española de Traductores, Editores e Intérpretes (ASETRAD), de la que soy socio fundador.
A cambio espero que mis clientes:
Respondan con rapidez a mis consultas.
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Acepten de buen grado que rechace trabajos si estoy de vacaciones o comprometido para otros encargos o si no me considero capacitado para hacerlos.
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Paguen en los plazos acordados.
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